Publicado el 18 de noviembre de 2011
Holanda es uno de los países que más ha contribuido a la difusión y comercialización del café en Europa
Holanda se encuentra entre los países con mayor consumo de café de la Unión Europea. Aunque sus vecinos del Norte, los países escandinavos, protagonizan los primeros puestos, con 9 kg. por persona y año de Finlandia a la cabeza, los holandeses les siguen de cerca con 7 kg./persona/año.
Ya en el S. XVII, cuando los neerlandeses tomaron posesión del Puerto de Moka, actual Yemen, se interesaron por esta infusión. Tanto es así, que decidieron llevarse varias muestras de cafeto y cultivarlas en pequeñas cantidades en el Jardín Botánico de Ámsterdam. Más tarde, en ese mismo siglo, continuaron con plantaciones en grandes dimensiones en sus colonias de India, Java y Oceanía, realizando modificaciones que dieron origen a las variaciones de Typica y Java, entre otras.
No cuesta mucho entender la tradición cafetera de un país que se convirtió en tan poco tiempo en el proveedor más importante del viejo continente. La climatología de la zona también contribuye a que la infusión del fruto cafeto se haya convertido en un acto social para los ciudadanos holandeses. Los encuentros, denominados eventos con gezelling (encanto en holandés), se realizan mayoritariamente en casa y constituyen un claro punto de encuentro y reunión entre amigos que disfrutan de una aromática taza de café acompañada siempre de los dulces típicos del país.
Poco a poco esta tendencia está evolucionando hacia la calle, las cafeterías y los bares. El consumo de café está tan influida por el entorno que los holandeses han ampliado incluso su consumo a cualquier hora del día, extendiéndose a la noche, y empiezan a decantarse por su preparación en cafeteras expresso, obteniendo con ello un café más fuerte, como el que acostumbramos a tomar en Italia o España.
